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Sábado, 8 de Febrero del 2025

LA TORRE MALDITA - LEYENDA URBANA DE LA BOCA

LA TORRE MALDITA - LEYENDA URBANA DE LA BOCA

El sol se había ocultado, dejando tras de sí un aire húmedo y cálido. En lo alto del cielo, los relámpagos anunciaban una tormenta inminente, iluminando el firmamento con una extraña malignidad. En otra parte de la ciudad, el diluvio ya había comenzado.

Victoria, apurada por la tormenta, caminaba rápido entre las serpenteantes calles de La Boca, tratando de llegar a su casa antes de que la lluvia la alcanzara. Mientras el cielo oscurecía rápidamente, ya fuera por la noche o por las densas nubes, llegó a la esquina, justo bajo la sombra de la torre maldita. Fue allí cuando ocurrió lo inexplicable: una visión aterradora que jamás olvidaría.

—Al principio fue un sonido —contaba Victoria—. El inconfundible sonido de vidrios rotos resonó a mi alrededor. Pensé que el viento había golpeado alguna ventana de la torre, pero cuando miré hacia arriba, no vi nada. Solo las luces de los edificios y todo parecía normal. Sin embargo, mis ojos se fijaron en algo espeluznante: una figura terrorífica en una de las ventanas de la torre maldita.

Victoria calló, su rostro reflejaba miedo. El lugar donde estábamos sentados apenas estaba iluminado, y desde algún rincón sonaba un tango. Aproveché el momento para observar el bar vacío, salvo por dos ancianos cerca de la entrada. Al otro lado del mostrador, una mujer nos miraba de vez en cuando. El aroma a café impregnaba el aire. Finalmente, Victoria rompió el silencio y murmuró un nombre: Clementina.

Buenos Aires – Año 1910

El lienzo se llenaba de color con miles de pigmentos. Las manos de la joven artista estaban cubiertas de pintura cuando decidió asomarse por la ventana. El día había dado paso a la noche. Se cambió de ropa, lista para salir a comprar su cena. Antes de marcharse, observó su creación, pero algo la perturbó: el paisaje que había pintado había desaparecido, sustituido por un escenario oscuro y siniestro. Criaturas grotescas y horribles habitaban el lienzo.

Desde las sombras de su taller, unas extrañas criaturas la observaban. Segundos después, el sonido de vidrios rotos cortó el silencio. Los transeúntes vieron cómo la artista saltaba desde la ventana de la torre maldita, estrellándose contra el pavimento.

La torre, oscura y siniestra, se alzaba en la noche. La luz del atelier se apagó y desde la ventana unos ojos maliciosos observaban el cuerpo de Clementina.

Ciudad Autónoma de Buenos Aires – La Boca – Año 2016

Victoria terminó su relato. Me aseguró haber oído el grito fantasmagórico de Clementina al caer desde la torre maldita. Ambos conocíamos la leyenda, pero nunca pensé que alguien la viviría tan de cerca.

La noche en La Boca tenía una atmósfera de misterio y magia. Mientras la luna iluminaba el cielo, supe que era momento de concluir. Buenos Aires es una cuna de leyendas, de relatos ocultos y criaturas extrañas. ¿Con qué me toparé mañana?